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martes, 5 de julio de 2016

Gobierno a la vista

Los resultados de las elecciones del pasado día 26 suponen un punto final a una serie de tendencias, lo que, en mi opinión, hará que tengamos Gobierno. 

El primer resultado importante es que el Partido Popular remonta. No es sólo que tenga 7,9 millones de votos (685.000 más que en diciembre), es que tiene el apoyo del 33% de los votantes. El PP tiene un suelo electoral potente, por lo que su perspectiva es de crecimiento. En este contexto, al PP le interesa gobernar porque así puede capitalizar la mejoría económica y porque es menos traumático renovarse en el Gobierno que en la oposición, pero tampoco le importarían unas terceras elecciones, si lograra echarle la culpa a Ciudadanos o al PSOE. Es evidente que para conseguir cualquiera de las dos cosas, Rajoy tendrá que presentarse a la investidura. Y tanto para concitar el apoyo de Ciudadanos, como la abstención del PSOE, tendrá que hacer un discurso de futuro, reformas y pactos. En mi opinión, se equivocaría si hace un discurso de reivindicación de su legado o de ataque a los socialistas. Ya no es tiempo de afirmaciones ideológicas, sino de gestión de consensos. 

El segundo resultado importante es que, en política, «dos más dos no son cuatro», Errejón dixit. La suma de Podemos más Izquierda Unida ha tenido 5 millones de votos, un millón menos de los que tuvieron por separado en las elecciones de diciembre. En mi opinión, esta pérdida se ha debido al hecho de la misma coalición, y la experiencia de PSOE e IU en las elecciones del 2000 podía haberles servido. Esta vez, creo que ha ocurrido igual, es decir, que una parte del millón de votos de menos de la nueva coalición se ha debido a que muchos votantes de IU se han ido a la abstención (por eso también ha habido una menor participación). El votante de Izquierda Unida es un votante muy ideologizado (vota una opción que no gobierna y sin representación), encuadrado a través del Partido Comunista, con un discurso elaborado claro, al que toda referencia a la transversalidad le repele. Por su parte, la coalición también ha anclado a Podemos en una posición de izquierda, lo que ha generado rechazo en aquellos que en las elecciones generales anteriores venían de otras opciones políticas. El error ya no tiene marcha atrás. Sus expectativas sólo vuelven a ser crecientes si sabe capitalizar la oposición al posible Gobierno del PP, sustituyendo al PSOE, lo que le va a resultar muy difícil. 

El PSOE vuelve a ser la clave y tiene, otra vez, una difícil decisión. Aunque ha ganado a las encuestas, ha perdido las elecciones. Creo que 1,6 millones votos menos que en 2011, 100.000 votos menos que hace seis meses y 85 escaños (cinco menos) en el Congreso debieran hacer pensar al PSOE que tiene un problema. Un problema grave que necesita un nuevo y mucho más potente liderazgo y un nuevo y mucho más potente discurso. Al PSOE no le interesan nuevas elecciones, por lo que tiene que facilitar de alguna forma un gobierno del PP, pero, al mismo tiempo, tiene que liderar la oposición y renovarse. 

Ciudadanos, por su parte, sólo tiene una opción de sobrevivir y crecer. Con 3,2 millones de votos, mayoritariamente antiguos votantes del PP, sólo puede tener expectativas de futuro si es decisivo en la formación de Gobierno, si es un verdadero partido bisagra siendo útil al PP y al PSOE. Y eso sólo lo puede hacer si logra pactar con el PP y servir de coartada a la abstención del PSOE. Desde luego, unas nuevas elecciones serían un desastre para ellos. 

Si el análisis anterior es correcto, al único al que le podrían interesar otras elecciones es al PP, que es también el único que puede formar gobierno, mientras que a todos los demás no les interesa una tercera vuelta. En cuanto los partidos sean conscientes de esto, tendremos, en mi opinión, Gobierno. 

4 de julio de 2016