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lunes, 25 de agosto de 2008

¿Pleno empleo en Andalucía?

La semana pasada, el presidente Chaves se reunió con los principales consejeros para analizar la situación de la economía regional y proponer, a imitación del presidente Zapatero, un conjunto de medidas con las que afrontar la crisis. De la reunión, lo más interesante no fueron las medidas que se adelantaron, escasas y poco coherentes, sino que en la rueda de prensa posterior el presidente manifestara que es posible alcanzar el "pleno empleo en Andalucía para el año 2013". 

Una manifestación que, lo siento mucho, está absolutamente fuera de la realidad, porque el presidente parece olvidar una serie de hechos y conceptos que debiera manejar con soltura alguien no solo de su responsabilidad, sino que además fue ministro de Trabajo. Y es que Chaves parece no saber que en Andalucía viven, según la Encuesta de Población Activa, 618.000 parados, lo que supone una tasa de paro del 16,27%. El pleno empleo, según las definiciones que usamos en los libros de texto, se alcanzaría en el entorno del 5%, o sea, que el máximo de parados en nuestra comunidad debería ser de unos 190.000. Eso supone que habría que crear, como mínimo, unos 420.000 puestos de trabajo netos en los próximos cinco años, o sea, a razón de unos 84.000 por año. Para que esto fuera posible tendrían que darse tres circunstancias simultáneas: la primera es que la población activa andaluza no crezca en este periodo, lo que es imposible por la mera dinámica poblacional de una comunidad joven y con inmigrantes; la segunda es que la tasa de actividad permanezca en ese bajo nivel de 57,12% que ahora tenemos, lo que tampoco va a ocurrir por la incorporación de la mujer al mercado laboral que se viene observando; y la tercera es que o bien Andalucía no sufre la crisis económica actual y además crece por encima del 3,5%, o bien, después de pasar la crisis de los dos próximos años, crecemos los años siguientes por encima del 5% (algo que no hemos hecho en los últimos treinta años). Dicho de otra forma, para que la profecía de Chaves se cumpla deberían de crearse casi 130.000 empleos netos anuales en los próximos cinco años, lo que implicaría crecer por encima del 4% anual acumulativo. Y esto lo digo sin considerar que desde 1976 nuestra comunidad nunca ha tenido menos del 10% de paro o que hubo trimestres en la crisis de los 90 en que fue superior al 30%. Teniendo esto en cuenta, calificar la declaración de Chaves de tontada es hasta piadoso. 

Supongo que la razón para decir una frase como esa, además ser la enésima prueba de que nuestros dirigentes viven en Disneylandia, es para evitar que hagamos una políticamente inoportuna lectura de nuestra cifra de paro. Porque, ahora que estamos debatiendo de financiación autonómica y elaborando los presupuestos generales para el año que viene, sería problemático que los andaluces compararan su mercado de trabajo con el de, por ejemplo, Cataluña, ya que la tasa de paro andaluza, ese 16,27 %, es 8,65 puntos más alta que la catalana, o sea, que es más del doble. No sé qué diría Montilla si Cataluña tuviera la tasa de paro andaluza, pero me temo que no diría lo que ha dicho nuestro presidente. Como también me temo que no aceptaría la situación de nuestras infraestructuras o un mayor retraso en el pago de la famosa deuda histórica. Pero, claro, también los andaluces nos callamos ante quienes llevan gobernándonos más de treinta años sin exigirles que cumplan sus promesas. 

25 de agosto de 2008 

lunes, 11 de agosto de 2008

Cuatro ideas para tener en cuenta

Primera. En una economía abierta e integrada monetariamente como la española, la capacidad del Gobierno de gestionar a corto plazo el crecimiento económico y, con él, la tasa de paro, es muy pequeña. En economías así, y en el corto plazo, solo la política monetaria es efectiva, mientras que las viejas políticas fiscales de expansión de la demanda, solo producen inflación. Más aún, como demostró Friedman hace cuarenta años, la política monetaria es efectiva en el corto plazo y bastante ineficaz a largo plazo, mientras que a la política fiscal le ocurre justo lo contrario. A corto plazo, pues, se puede hacer poco. A largo plazo, Keynes dixit, "todos calvos". 

Segunda. Diga lo que diga el Gobierno y se reúna o no la oposición (¡vaya tontada eso del "seguimiento de la crisis"), no hay ninguna decisión que tomada hoy por el Gobierno pueda reducir la tasa de paro de este año. Las decisiones que se tomen hoy tendrán efecto, en el mejor de los casos, a finales del año 2009, y, lo más seguro, allá por el 2010. Es probable, pues, que el paro roce este año el 12,5-13% para llegar al 14-15% en 2009. Pensar que esto no va a ser así por optimismo, como hace Zapatero, o que podría ser de otra forma por "gabinetes de crisis", como hace el PP, es no tener ni la más remota idea de cómo funciona una economía, ni de algo tan elemental como el "desfase temporal de la política económica". Las situaciones no cambian en el momento en que uno quiere cambiarlas, sino después de un tiempo y de haber tomado las decisiones correctas. 

Tercera. Es probable que la situación se deteriore más de lo que ahora prevemos por la concurrencia en los próximos meses de dos variables clave: en primer lugar, porque el BCE va a mantener los tipos de interés lo que resta de año; y, en segundo lugar, porque el gobierno está gestionando mal las cuentas públicas. Y es que, tras la ocurrencia de gastarse el superávit en el asunto de los 400 euros, ahora tenemos el problema de la financiación autonómica y del aumento del gasto social. Una situación que, dada la mayoría precaria del Gobierno y el nacionalismo de los socialistas catalanes, solo se resolverá con déficit, lo que empeorará las condiciones en las que las empresas pueden financiar la inversión productiva. La situación es probable que degenere puesto que tenemos un Gobierno que gestiona a base de "optimismo" y ocurrencias (¡genial lo de las bombillas!) y desconoce el significado de la palabra austeridad (Y en esto sí lleva razón el PP). En las situaciones difíciles es cuando se demuestra el liderazgo. 

Cuarta. El que no se pueda mejorar la tasa de paro en el corto plazo, no quiere decir que no se pueda hacer nada. Para empezar se puede atacar el problema de financiación de las empresas mediante medidas fiscales, modificando, por ejemplo, el Impuesto de Sociedades o las Cotizaciones Sociales. O se puede revolucionar nuestro pésimo sistema educativo que hace que tengamos baja productividad y mayor vulnerabilidad en el empleo. O se pueden tomar decisiones sobre el funcionamiento de la justicia de tal forma que una suspensión de pagos no arrastre a empresas sanas por la dilación de los procedimientos. Incluso se podrían revisar los trámites y corruptelas de los ayuntamientos en la puesta en marcha de proyectos empresariales. Se pueden y deben hacer cosas porque, aunque a corto plazo no se influye sobre las variaciones de la tasa de paro, el nivel del paro estructural y su persistencia es fruto del desempeño de las distintas administraciones. Por eso hay diferentes tasas de paro en distintos puntos geográficos. 

Si estas ideas las tuvieran en cuenta nuestros políticos se podrían ahorrar muchas de las tonterías que andan diciendo estos días. Y podrían concentrarse en el debate de propuestas consistentes y coherentes de cómo salir de esta crisis. 

11 de agosto de 2008