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lunes, 11 de agosto de 2008

Cuatro ideas para tener en cuenta

Primera. En una economía abierta e integrada monetariamente como la española, la capacidad del Gobierno de gestionar a corto plazo el crecimiento económico y, con él, la tasa de paro, es muy pequeña. En economías así, y en el corto plazo, solo la política monetaria es efectiva, mientras que las viejas políticas fiscales de expansión de la demanda, solo producen inflación. Más aún, como demostró Friedman hace cuarenta años, la política monetaria es efectiva en el corto plazo y bastante ineficaz a largo plazo, mientras que a la política fiscal le ocurre justo lo contrario. A corto plazo, pues, se puede hacer poco. A largo plazo, Keynes dixit, "todos calvos". 

Segunda. Diga lo que diga el Gobierno y se reúna o no la oposición (¡vaya tontada eso del "seguimiento de la crisis"), no hay ninguna decisión que tomada hoy por el Gobierno pueda reducir la tasa de paro de este año. Las decisiones que se tomen hoy tendrán efecto, en el mejor de los casos, a finales del año 2009, y, lo más seguro, allá por el 2010. Es probable, pues, que el paro roce este año el 12,5-13% para llegar al 14-15% en 2009. Pensar que esto no va a ser así por optimismo, como hace Zapatero, o que podría ser de otra forma por "gabinetes de crisis", como hace el PP, es no tener ni la más remota idea de cómo funciona una economía, ni de algo tan elemental como el "desfase temporal de la política económica". Las situaciones no cambian en el momento en que uno quiere cambiarlas, sino después de un tiempo y de haber tomado las decisiones correctas. 

Tercera. Es probable que la situación se deteriore más de lo que ahora prevemos por la concurrencia en los próximos meses de dos variables clave: en primer lugar, porque el BCE va a mantener los tipos de interés lo que resta de año; y, en segundo lugar, porque el gobierno está gestionando mal las cuentas públicas. Y es que, tras la ocurrencia de gastarse el superávit en el asunto de los 400 euros, ahora tenemos el problema de la financiación autonómica y del aumento del gasto social. Una situación que, dada la mayoría precaria del Gobierno y el nacionalismo de los socialistas catalanes, solo se resolverá con déficit, lo que empeorará las condiciones en las que las empresas pueden financiar la inversión productiva. La situación es probable que degenere puesto que tenemos un Gobierno que gestiona a base de "optimismo" y ocurrencias (¡genial lo de las bombillas!) y desconoce el significado de la palabra austeridad (Y en esto sí lleva razón el PP). En las situaciones difíciles es cuando se demuestra el liderazgo. 

Cuarta. El que no se pueda mejorar la tasa de paro en el corto plazo, no quiere decir que no se pueda hacer nada. Para empezar se puede atacar el problema de financiación de las empresas mediante medidas fiscales, modificando, por ejemplo, el Impuesto de Sociedades o las Cotizaciones Sociales. O se puede revolucionar nuestro pésimo sistema educativo que hace que tengamos baja productividad y mayor vulnerabilidad en el empleo. O se pueden tomar decisiones sobre el funcionamiento de la justicia de tal forma que una suspensión de pagos no arrastre a empresas sanas por la dilación de los procedimientos. Incluso se podrían revisar los trámites y corruptelas de los ayuntamientos en la puesta en marcha de proyectos empresariales. Se pueden y deben hacer cosas porque, aunque a corto plazo no se influye sobre las variaciones de la tasa de paro, el nivel del paro estructural y su persistencia es fruto del desempeño de las distintas administraciones. Por eso hay diferentes tasas de paro en distintos puntos geográficos. 

Si estas ideas las tuvieran en cuenta nuestros políticos se podrían ahorrar muchas de las tonterías que andan diciendo estos días. Y podrían concentrarse en el debate de propuestas consistentes y coherentes de cómo salir de esta crisis. 

11 de agosto de 2008 

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