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lunes, 27 de enero de 2014

Análisis de sangre

La Encuesta de Población Activa trimestral (EPA) es a la economía lo que un análisis de sangre completo a la medicina: un instrumento clave para el diagnóstico. Lo que se refleja en la EPA puede manipularse e interpretarse, pero no deja de contener una realidad para el que la quiera ver. Y la realidad que nos refleja la última EPA es que el mercado de trabajo español está profundamente enfermo. 

El número de activos ha descendido en 450.000 personas en año y medio, hasta los 22,6 millones, tras un máximo de 23,1 en el 2012. Hay, pues, medio millón de personas que sencillamente han desaparecido del mercado laboral, bien porque han emigrado, bien porque han dejado de buscar empleo, bien porque continúan sus estudios. Por su parte, el nivel de ocupados está en 16,7 millones, en los mismos niveles que en el tercer trimestre del 2002, habiéndose perdido desde el 2008 hasta hoy 3,7 millones de puestos de trabajo. Es cierto que este año pasado solo se han perdido unos 200.000 puestos de trabajo, muy lejos de los 850.000 del 2012, pero no es menos cierto que estamos muy lejos de los 20,5 millones de puestos de trabajo que había en el 2007. Para volver a crear los 3,7 millones de trabajo que se ha llevado la crisis por delante necesitaremos años. En la historia reciente de nuestro país, curiosamente, esa cifra mágica de 3,7 millones de puestos de trabajo se crearon en dos periodos de cinco años: entre 1996 y el año 2000 y entre el año 2001 y el 2006. Eso sí, con tasas medias de crecimiento económico superiores al 3%, con bajos niveles de endeudamiento de la economía y con ajuste del déficit público. Finalmente, el número de parados es uno de los más altos de nuestra historia, pues tenemos 5,9 millones de personas en paro, o sea, unos 60.000 menos que hace un año. 

La situación, pues, del mercado de trabajo español, que reflejan los análisis, es que está enfermo, gravemente enfermo, por lo que la pregunta clave, aparte de preguntarse por las causas, es si va a seguir deteriorándose. 

Mi opinión, que no puedo matizar en pocas líneas, es la siguiente. 

Es probable que continúe el deterioro de la población activa. La población activa descenderá por las mismas causas que ha descendido este año pasado: habrá saldo neto de emigración (unos 200.000), por la salida de extranjeros que vinieron en la época del crecimiento y que han agotado sus prestaciones laborales, y por la salida de españoles, especialmente jóvenes, que no encuentran empleo; en segundo lugar, los parados de larga duración, especialmente, de determinadas edades, se desaniman y dejan de buscar empleo; y, finalmente, los jóvenes, con una tasa de paro juvenil superior al 50% continúan estudios y no ingresan en la población activa. 

Es muy probable que la ocupación crezca en los próximos trimestres, especialmente en el verano, para generar en el entorno de unos 100.000-150.000 puestos de trabajo netos en el cómputo del año. Tendríamos que crecer por encima del 1% y en sectores muy intensivos en mano de obra para volver a crear los 200.000 puestos de trabajo que antes de la crisis creaba cada punto de PIB. 

En este año 2014, pues, veremos bajar la tasa de paro por debajo del 25%. Bastaría con que la población activa bajara en 200.000 personas y se crearan 100.000 puestos de trabajo para reducir la tasa de paro en un punto hasta el 24,9%. Es incluso probable que la tasa de paro baje más, pero más por reducción de población activa que por creación de puestos de trabajo. 

Mucho me temo que los análisis de sangre de los próximos trimestres seguirán diciéndonos que tenemos una economía enferma, muy enferma, que está estabilizándose dentro de su gravedad. El pronóstico es, pues, reservado. Del tratamiento hablaremos otro día. 

27 de enero de 2014 

lunes, 13 de enero de 2014

Guía para perder unas elecciones

Este año 2014 se inicia el largo ciclo electoral español que culminará en 2015. Un ciclo electoral que empezará en mayo con las elecciones europeas y culminará con el gran año electoral de 2015. Porque es en 2015 en el que los españoles tendremos que renovar prácticamente todos los gobiernos: en mayo de 2015 tendremos elecciones municipales y 13 elecciones autonómicas, algunas tan importantes como Madrid y Valencia. Luego, en noviembre de 2015 (no creo que antes), tendremos las generales. Y no descartemos que a lo largo de 2015 haya un adelanto electoral, plebiscitario, en Cataluña, tras el previsible fiasco de la "consulta", o que Susana Díaz haga coincidir las andaluzas con las generales. Empieza el ciclo electoral y toda decisión de nuestros políticos habrá que analizarla, más que nunca, en términos electorales. 

Sin embargo, parece que los dos principales partidos están empeñados en perder las elecciones, haciendo todo lo posible porque sólo vayan a votarles sus militantes y alejándonos a los simples votantes. Parece que siguen una guía para perder las elecciones. 

El primer precepto de la guía que están siguiendo es el de no tener un candidato para las elecciones. Ninguno de los dos grandes partidos ha escogido aún su cabeza de cartel para las elecciones europeas de dentro de 4 meses. Más aún, el Partido Popular aún no tiene líder en Andalucía, como no lo tiene para la alcaldía de Madrid, como no lo tiene para Murcia, mientras que el PSOE, que no sabe si presentará a Rubalcaba a las generales, está a la espera de un ciclo interno de primarias a pocos meses de cada elección, como si las primarias fueran una especie de campaña de márketing. En el caso de las europeas no tienen prisa en escoger su candidato quizás porque consideran que estas elecciones son menores, pero mucho me temo que, además de su importancia para Europa, leídas en clave interior, son muy importantes: si las gana el PP porque terminaría de hundir al PSOE y a Rubalcaba; y si las gana el PSOE porque aflorarían los nervios en el Partido Popular. Creo que los partidos se equivocan si creen que pueden construir un candidato en seis meses. Algunos ya estamos hartos de operaciones de márketing. 

El segundo precepto que están siguiendo es no tener un discurso coherente y cercano a la realidad. Así, las contradicciones de los populares son asombrosas, como los debates sobre impuestos o energía o sobre el aborto, pero lo alucinante son las huidas de la realidad: para los partidos políticos no existe la corrupción (ni el caso Bárcenas para el PP, ni los ERE para el PSOE, ni MercaSevilla para IU); Gibraltar es el tema clave de nuestra política exterior para el PP, mientras que para la izquierda lo que ocurra con el Valle de los Caídos es crítico y, así, hasta el hartazgo. El paro, la corrupción, los impuestos, la ineficacia pública, etcétera son temas que o no existen o se resuelven con los mismos discursos de siempre. 

El tercer mandamiento para perder las elecciones es no buscar el centro y radicalizarse contentando a sus extremos. Así, para el PSOE lo importante es cargar contra la Iglesia, ser más estatista que Marx o prometer derogar todas las leyes que está aprobando el PP, mientras que para el PP lo más urgente es reformar el Código Penal para convertir el aborto en delito y terminar de cambiar todas las leyes que aprobó Zapatero. 

Este año empieza un ciclo electoral y los partidos políticos no nos están haciendo propuestas ni de candidatos, ni de discurso. Creo que están demasiado ensimismados, unos porque siguen desbordados por la caótica gestión que están haciendo, otros porque están catatónicos dos años después de haber perdido las elecciones. Parece que se empeñan en que no vayan a votarlos ni los de su propia ideología. Y, a tenor de los hechos, lo más probable es que lo consigan.