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lunes, 13 de agosto de 2007

Problemas financieros

En las últimas semanas están llegando noticias sobre quiebras de bancos hipotecarios norteamericanos, caídas en las distintas bolsas, intervenciones tanto de la Reserva Federal como del Banco Central Europeo, etc. que dan la sensación de que hay problemas financieros. 

Lo que está ocurriendo en los mercados financieros americanos es fácil de explicar. A lo largo del año 2001, y con el fin de evitar el enfriamiento de la tasa de crecimiento de la economía norteamericana, la Reserva Federal empezó una paulatina disminución de los tipos de interés. Ante los acontecimientos del 11-S, Greenspan, entonces presidente de la Reserva Federal, decidió una fuerte disminución de los tipos de interés que, en términos reales, llegaron a ser, a partir de mediados del 2002, negativos. Con tipos de interés reales negativos, las familias americanas se empezaron a endeudar, invirtiendo, al mismo tiempo, en activos inmobiliarios que, además, tenían buenas expectativas de rentabilidad. Esta inversión determinó un alza de los precios de las viviendas, a pesar de la flexibilidad de la oferta, cuyo resultado ha sido un gran crecimiento del sector de la construcción americano financiado con crédito hipotecario. Un crédito que, en los Estados Unidos, lo conceden bancos especializados, los bancos hipotecarios, que, a su vez, se financian con la colocación de paquetes de hipotecas en los mercados internacionales. La subida de los tipos de interés de los últimos años, la concesión de créditos con malas garantías y, finalmente, el exceso de viviendas vacías han provocado, en los últimos meses, una caída de los precios de las viviendas. Como, además, muchas familias se han endeudado por encima de sus posibilidades, han aumentado los créditos impagados dentro de los balances de los bancos hipotecarios haciendo que aumente el riesgo de invertir en ellos. Ante esto, los demás bancos les han cortado las líneas de financiación, por lo que muchos no pueden hacer frente a los pagos comprometidos. El resultado: la quiebra. Unas quiebras que, además, están afectando a aquellos bancos y fondos que compraron los paquetes de activos hipotecarios, y entre ellos, a algunos europeos y, seguramente, bancos chinos y asiáticos. 

Desde la perspectiva de la economía española, esta situación en los mercados norteamericanos nos puede, en mi opinión, afectar, pero más levemente de lo que los periódicos adelantan. La reacción coordinada de la Reserva Federal y del Banco Central Europeo hará que los daños sean limitados. Como por otra parte, la inflación está bajo control a ambos lados del Atlántico, los Bancos Centrales tienen margen de maniobra para mantener o estabilizar los tipos de interés reales en niveles razonables. En los Estados Unidos desaparecerán algunos bancos especializados, habrá correcciones en los niveles bursátiles y una caída de actividad en la construcción, lo que hará que su crecimiento sea más lento en unos trimestres. Pero, si solo es esto, esta situación tendrá una influencia muy lejana en nuestra economía y, en todo caso, de forma indirecta, a través de los problemas que puedan tener los alemanes y los franceses. 

Y no, no vamos a tener los mismos problemas en nuestros mercados financieros porque nosotros no tenemos bancos hipotecarios, nuestros bancos y cajas están muy vigilados en sus riesgos por parte del Banco de España y nuestros mercados son menos flexibles que los americanos. De cualquier forma, el boom hipotecario se ha pasado, pero no por contagio de lo que ocurre en los Estados Unidos, sino porque en nuestra economía se están dando causas internas similares a las que están en el origen de los actuales problemas norteamericanos. 

Dicho de otra forma, el enfriamiento de nuestra tasa de crecimiento, que ya se empieza a notar en los indicadores adelantados, no será igual ni se deberá a lo que ocurre en los Estados Unidos, sino a lo que los españoles hemos hecho, y dejado de hacer, con nuestra economía. 

13 de agosto de 2007 

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