Páginas

martes, 6 de abril de 2010

Reconversión bancaria

Unas de las medidas más urgentes de política económica que ha de tomarse es la reconversión del sistema financiero. Y ha de hacerse porque sin un sistema financiero eficiente no es posible canalizar los flujos de ahorro hacia la inversión y el consumo, y, sin crecimiento de la inversión y del consumo, no se puede crecer y crear empleo. Necesitamos, pues ajustar nuestro sistema financiero, reequilibrando sus balances y mejorando su eficiencia, y hemos de hacerlo ahora porque dentro de unos meses, cuando cambien las condiciones de la política monetaria (que cambiarán poco después del verano en cuanto terminen los ajuste de sistemas financieros que resistieron peor los primeros embates de la crisis), nos encontraremos con que hemos perdido la oportunidad de los impulsos de la política monetaria de bajos tipos de interés y facilidades de financiación al sistema. 

Las razones por las que el sistema financiero español necesita una profunda reconversión es que, aun siendo en su conjunto relativamente fuerte, está muy sobredimensionado, al tiempo que tiene la debilidad de necesitar una fuerte financiación exterior a corto plazo con que recomponer sus balances. Es decir, dado el volumen de actividad que va a tener en los próximos años (nada que ver con la alegría de los años 2004 a 2006), la estrechez de márgenes por los bajos tipos de interés y la ineficiencia de algunas entidades, es necesario reajustar la capacidad productiva. Esta reducción de capacidad productiva, con reducción de costes, es necesaria porque las entidades financieras han de tener beneficios, pues en caso contrario no pueden acceder a la financiación de su pasivo en los mercados financieros. No debemos olvidar, y se suele olvidar, que una institución financiera capta recursos a muy corto plazo (nadie hace un depósito a más de tres años) y los presta a muy largo plazo (las hipotecas son de hasta 50 años), por lo que un banco o una caja siempre necesitan tener la posibilidad de endeudarse. Algo que solo es posible si los agentes tienen la seguridad de que la entidad va a poder hacer frente a los pagos, que tiene beneficios y que sus activos son sólidos. Por eso, un banco o caja no puede tener pérdidas so pena de tener que ser intervenida o quebrada. 

El problema es que, dado que la capacidad productiva de una entidad financiera es el personal, la reconversión bancaria implica, necesariamente, la reducción de oficinas y, correlativamente, la pérdida de puestos de trabajo. Más aún, dado que la eficiencia media de todas las entidades no es la misma, han de desaparecer las menos eficientes. En este sentido, se calcula que el ajuste supondrá, sobre las cifras que había en 2007, el cierre de unas 3.000 oficinas, la pérdida de entre 15.000 y 20.000 puestos de trabajo y la desaparición de alrededor de 15 entidades. Un ajuste que algunas entidades, especialmente los grandes bancos empezaron a hacer hace meses, y que otras, especialmente las cajas que más lo necesitan, ni siquiera han comenzado. 

El retraso en hacer el ajuste ha sido motivado por dos hechos importantes: por una parte, porque se prefirió (en mi opinión, correctamente) aplazarlo para ir diluyendo en varios ejercicios los problemas de balance de las entidades; y, por otra, (en mi opinión, errónea) porque, aunque el Banco de España es el regulador del sistema, las cajas de ahorros, las entidades que deben hacer frente al grueso del ajuste, dependen de las Comunidades Autónomas, y éstas están atrasándolo, por razones políticas, buscando salidas poco lógicas como las "fusiones frías". Lo siento, pero no es posible tener un sistema financiero eficiente que nos ayude a salir de la crisis si no aceptamos ahora su ajuste, exactamente como se ha aceptado el ajuste en otros sectores, empezando por la construcción. 

Algo que también se hizo en los primeros años ochenta. Claro que, entonces, el Banco de España era el Banco de España y no el de una confederación de mini-estados. 

6 de abril de 2010 

No hay comentarios:

Publicar un comentario