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martes, 10 de enero de 2012

Primeras medidas

En las dos semanas que el Gobierno Rajoy lleva en el cargo ha tomado decisiones que es necesario analizar para saber lo que va a hacer, porque la larga enumeración que hizo la vicepresidenta Sáez de Santamaría al presentarlas no fue sino una enunciación de medidas sin análisis ni argumentos con profundidad. No sé si es que el Gobierno se está guardando la explicación para hacerla en el Congreso, pero el hecho es que uno de los más duros ajustes de política fiscal de los últimos años no ha merecido una comunicación clara por parte del Gobierno, un error. 

Dicho lo anterior, la política de anuncios y las medidas tomadas por el Gobierno nos dan indicios de sus preocupaciones. En primer lugar, las declaraciones del ministro de Economía de que vamos a entrar en recesión, así como el anuncio de la desviación del déficit previsto, han sido de manual. Frente a los optimistas anuncios del Gobierno anterior, éste pretende reconocer la situación con mensajes ciertos para ganar credibilidad. De ahí también la firmeza en los anuncios de cumplimiento de los compromisos con la Unión Europea. El Gobierno quiere tener credibilidad, que el anterior perdió en los dos primeros años de la crisis, porque, en una economía basada en las expectativas, la credibilidad es un pilar básico para generarlas. 

En segundo lugar, está claro que el primer objetivo del Gobierno es el de atajar la crisis financiera. Para ello lo primero, siguiendo la estela de lo que el anterior gobierno venía haciendo, es la estabilización de las cuentas públicas y el saneamiento del sistema financiero. Es decir, para que la economía española, altamente endeudada y con problemas de financiación exterior, vuelva a crecer es necesario que se restablezca la confianza en la capacidad de pago de nuestra economía, y esto sólo es posible si cumplimos los compromisos adquiridos y no incrementamos nuestra deuda en los próximos años. Una estrategia de crecimiento con estímulos, como sugieren algunos, no es posible hoy porque no tenemos capacidad de crecimiento de la demanda interna por los problemas de financiación, porque tenemos dañado el sistema financiero y no trasmite la política monetaria y porque nuestra demanda externa es muy limitada y está vinculada al área Euro. 

Para lograr lo anterior, el Gobierno ha tomado medidas de ajuste de gasto y de subida de impuestos de muy diverso calado, siendo, en mi opinión, tres las más importantes: la congelación del sueldo de los funcionarios y del Salario Mínimo y la reforma "temporal" del IRPF. En cuanto a la primera, era una medida evidente porque, comprometida una pequeña subida de las pensiones y el mantenimiento de las prestaciones por desempleo (por razones electorales), el gasto público más importante son los salarios de los funcionarios. La segunda tiene un mensaje implícito para los convenios colectivos, pero, sobre todo, es una medida de ahorro de gasto para congelar las prestaciones que se vinculan al SMI. Finalmente, la reforma "temporal" del IRPF (vicepresidenta dixit) es una medida inmediatamente efectiva y tiene un fundamento político, pues quita argumentos al PSOE, aunque es incompleta porque, al no tocar los módulos, el ajuste recaerá realmente sobre los asalariados. 

Por lo demás, poco sabemos del saneamiento del sistema financiero salvo que nos va a costar 50.000 millones o de la reforma laboral de la que aún no hay noticias. En definitiva, las primeras medidas del Gobierno van en la buena dirección en cuanto a objetivos y son correctas por lo rápidamente efectivas, pero, en mi opinión, no están explicadas, son incompletas, tienen un trasfondo electoral y alguna hay errónea, como la congelación del gasto en I+D+i. Espero que, en las próximas semanas, el Gobierno tome más y mejores medidas porque con sólo anuncios incompletos y ajustes ni cumplimos con Europa, ni reformamos. Y ambas cosas hemos de hacerlas con rapidez y rotundidad. 

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