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lunes, 13 de septiembre de 2004

Precios del petróleo

El precio del petróleo ha subido espectacularmente en los últimos meses. El precio medio del petróleo brent, referencia en Europa, ha pasado de costar 25 dólares/barril a principios de año a valer más de 40 dólares estos días, lo que supone una subida del 60%. 

Las causas coyunturales de este encarecimiento del petróleo están claras. Cinco grandes países productores de petróleo han tenido problemas este verano. En Arabia Saudí, el mayor productor de petróleo del mundo, los atentados terroristas de los últimos meses se han dirigido, en primer lugar, contra los técnicos occidentales que operan en el país y, en segundo lugar, contra algunas de las gigantescas instalaciones de distribución y refino, dificultando así las operaciones y reduciendo, por unas semanas, su capacidad productiva. En Rusia, el segundo mayor productor y el primero no OPEP, la lucha por el control del grupo Yukos ha producido la práctica bancarrota de la mayor petrolera rusa y la paralización de su producción. En Venezuela, el mayor productor sudamericano y uno de los proveedores de los Estados Unidos, el referéndum para la revocación del presidente Chávez ha causado una profunda inestabilidad política y social. En Nigeria, el mayor productor africano, los problemas de violencia étnica y religiosa han llevado al sabotaje de sus oleoductos y de sus puertos de embarque. Mientras que en Irak, tanto en el norte (Kirkuk), como en el sur (en Basora), la inacabada guerra se traduce en permanentes ataques a la infraestructura productiva. Hasta un pequeño país como Bolivia ha planteado problemas al mercado, lo mismo que las dificultades de dos de las grandes petroleras, Shell y Repsol-YPF. Y a estos problemas de oferta hay que sumar el fuerte crecimiento de la demanda motivado por la reactivación de Japón y las ya importantes, demandas internas de China, India y Brasil. Con estos hechos, y conocidos los intereses en juego, lo extraño no es que el petróleo haya llegado a valer 40 dólares, lo raro es que no haya sobrepasado los 50. 

De cualquier forma, lo preocupante del mercado de petróleo no son los 40 dólares barril, ni siquiera sus consecuencias a corto plazo sobre nuestras economías. Lo preocupante son los procesos políticos que hay debajo de estos precios y las consecuencias de estos procesos. Y es que los 40 dólares/barril ponen de manifiesto dos hechos que no por sabidos son menos importantes: la inmensa dependencia que las economías occidentales tienen del petróleo y profunda inestabilidad de los países productores. Lo que hace frágil el mercado de petróleo y volátil la evolución de sus precios. Dicho de otra forma, los países ricos y fuertes necesitan mucho algo que depende de la voluntad de un país semifeudal atrasado, de un par de dictadores y de unas caóticas y conflictivas sociedades. Para reducir esta fragilidad y la volatilidad caben dos estrategias contradictorias. Una estrategia de control directo de las reservas de petróleo, bien militarmente, bien con regímenes tutelados, y una segunda estrategia, de más largo plazo, de reducción de la dependencia, con el desarrollo de nuevas fuentes de energía (renovables y no contaminantes, por ejemplo), al tiempo que se procura la estabilización de los países productores, mediante su desarrollo económico y social. Y ambas estrategias son contradictorias, porque para que sean rentables las inversiones que hay que hacer para transformar la estructura productiva, es necesario que los precios del petróleo sean estables y ligeramente crecientes en el largo plazo. Algo que aquéllos que sigan la primera estrategia no quieren y no podrían conseguir. Es indudable que la primera es la estrategia de los Estados Unidos y de la mayoría de los países occidentales. Y es indudable que la segunda es la estrategia más inteligente. Pero, para optar por ésta es necesario tener visión de largo plazo, algo de sentido común y, a ser posible, no tener intereses familiares en el petróleo. O sea, ser ligeramente inteligente. Algo que no son nuestros líderes mundiales. Y lo malo es que esta falta de inteligencia nos está llevando a una dinámica histórica que algunos llaman choque de civilizaciones, pero que es sólo fruto de la eterna y estúpida codicia humana. 

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