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martes, 8 de octubre de 2013

Otros presupuestos suspensos

El pasado 27 de septiembre el Gobierno aprobó los Presupuestos Generales del Estado para el 2014. Unos presupuestos que cada vez se presentan y explican peor. Este año con un powerpoint cutre de 6 transparencias inconexas, sin cuadro macroeconómico y sin homogeneidad entre ellas (ni con años anteriores), y con dos notas de prensa de tres páginas escritas en estilo twitter en las que el titular es tan escandalosamente propagandístico que se llama ¡recuperación! a un crecimiento del ¡0,7%! del PIB. Con estos documentos para presentar una ley de la importancia de los presupuestos, el Gobierno vuelve a decirnos a los ciudadanos que nos tiene por unos críos tontos. Una vez más, el Gobierno ignora la importancia de la comunicación en política económica. En cuanto al contenido del proyecto de ley, volvemos a tener, como en los años anteriores y en las previsiones de abril, un ejercicio de política fiscal que, en cualquier facultad de Económicas del mundo, merecería la calificación de suspenso.

Profundamente suspenso. En primer lugar, porque el cuadro macroeconómico vuelve a estar mal hecho. Me temo que es muy improbable que el PIB crezca el 0,7% el próximo año gracias a la aportación del saldo exterior en un ¡1,2! con crecimientos del 5,5 de las exportaciones y del 2,4 de las importaciones. Para que estos datos se den, el crecimiento de la Eurozona ha de ser más vigoroso y debe volver a haber una temporada turística récord. Más razonable me parece la previsión negativa de crecimiento de la demanda interior en el -0,4%, pues tendremos un consumo interior prácticamente estancado en el entorno del 0, por la alta tasa de paro, las bajadas reales de salarios, los altos niveles impositivos y el exceso de deuda. Como contribuirá negativamente la disminución del consumo público en el 0,9, por los ajustes fiscales, y una inversión raquítica por las bajas expectativas de consumo y el racionamiento de crédito que la banca está sometiendo a las empresas. Prever, con este cuadro de puro estancamiento interior, una mejora del déficit público en el 0,7 del PIB es excesivo, máxime si no se quieren subir los impuestos ni se quieren tocar realmente los gastos. Pero más allá del cuadro macroeconómico, los presupuestos están mal hechos porque vuelven a encerrar trampas en el solitario. En la vertiente de impuestos hay dos claras. La primera es que me temo que no es fácilmente explicable cómo es posible prever una subida de la recaudación de IRPF en 1,7%, con el nivel de paro, caída salarial y de rentas empresariales que estamos experimentado. Dicho de otro modo, si el empleo no va a mejorar y no van a subir las rentas, que son la base sobre la que se grava el impuesto, ¿cómo es que esperan recaudar más? ¿es que prevén una subida del tipo impositivo? El año pasado hicieron una previsión similar y han fallado en 2.233 millones. Y este año no se espera otra "regularización" fiscal. La segunda es similar, pero más llamativa, porque es sobre la recaudación de IVA. Si el consumo privado se espera que solo crezca en un 0,2% y las importaciones solo un 2,4 ¿de dónde sale una subida de recaudación del 2,7? Y en la vertiente del gasto, casi nada se puede decir, salvo que no hay buena información, porque los gastos no están bien desagregados, hay una absoluta falta de transparencia y solo se habla de tope de gasto.

En definitiva, el Gobierno, por enésima vez, ha presentado unos presupuestos mal elaborados, oscuros en sus cifras y farragosos en su comunicación. Unos presupuestos de los que solo se puede concluir que las administraciones públicas pretenden gastar un 11,3% más de lo que prevén recaudar y que a esto le llaman "austeridad". Unos presupuestos que hay que trabajar más porque hay que presentarlos en Bruselas dentro de un mes, y sería muy peligroso tomar a los socios comunitarios por tontos, como hacen con nosotros.

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