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lunes, 4 de mayo de 2015

Buenas noticias de fondo

Enfadados por el descubrimiento diario de casos de corrupción, abochornados por la insensibilidad europea ante la tragedia del Mediterráneo, consternados por la catástrofe de Nepal y enzarzados ya en la campaña electoral de las municipales, los españoles no prestamos atención a las buenas noticias de nuestra economía. Y no solo porque estamos creciendo, sino porque estamos creando empleo. 

Según los últimos datos del INE, el PIB español creció en el primer trimestre del año un 0,9%, acelerándose su crecimiento desde el trimestre anterior en dos décimas. Es la séptima subida consecutiva trimestral de crecimiento y la primera "racha larga" de crecimiento sostenido desde el inicio de la crisis. En términos anuales, este crecimiento trimestral indica que la economía española está creciendo al ritmo del 2,6% anual, lo que nos lleva a pensar que podemos terminar el año en el entorno del 2,9--3%. Por primera vez desde que se inició la crisis en el 2008, la economía española va a crecer por encima del 2,5%, lo que nos acerca a nuestra tasa de crecimiento potencial. Ahora es cuando se puede decir que la economía española está empezando a salir de la crisis. Aunque hemos de ser cautelosos con estas cifras, pues se producen en un contexto muy favorable para el crecimiento desde el punto de vista macroeconómico. Y es que la economía española está, como casi todas las europeas, bajo el influjo de una política monetaria superexpansiva (tipos de interés primarios casi en el cero), y mantenemos aún una política fiscal muy expansiva con un déficit superior al 5%. Al mismo tiempo, nuestra economía se ve beneficiada por dos circunstancias favorables sobre las que pesan algunos riesgos: por una parte, la debilidad del euro frente al dólar, lo que beneficia nuestras exportaciones (aunque sea más importante que beneficia a las de nuestros principales socios en los mercados mundiales); y, por otra parte, el bajo precio del petróleo, en el entorno de los 65-70 dólares/barril, lo que abarata nuestras importaciones. De cualquier manera, lo importante es que la economía española está creciendo a una tasa cercana a su tasa potencial, que el ritmo se está acelerando (lo que hará menos doloroso el ajuste fiscal), que estamos creciendo en sectores más potentes que en el anterior ciclo (servicios avanzados e industria) y que estamos creando empleo. 

Lo que realmente certifica que estamos saliendo de la crisis son los datos del mercado de trabajo del primer trimestre. Tres son los datos positivos que se encuentran en la EPA publicada el pasado 23 de abril. En primer lugar, que los ocupados han crecido en el último año en 504.200 más, lo que supone que hay 17,4 millones de personas empleadas; en segundo lugar, que los parados han disminuido en -488.700 personas, lo que hace que el volumen total de paro baje de los 5,5 millones y su tasa esté ahora en el 23,77%; y, finalmente, que vuelve a crecer el número de trabajadores con contratos indefinidos, el de autónomos, el empleo en el sector público y en todos los sectores productivos, salvo en agricultura. Crear casi 500.000 empleos con tasas de crecimiento del PIB en el entorno del 2,5% indica que la reforma laboral (incompleta en mi opinión) y la devaluación salarial están dando resultados en términos de empleo, aunque con la contrapartida de menores niveles salariales y una precariedad laboral a la que hemos de acostumbrarnos, pues nunca tuvimos un mercado de trabajo que funcionara realmente (en la mejor época tuvimos hasta 1,7 millones de parados y nunca bajamos del 8% de tasa de paro), ni es posible, en la época de la globalización y del cambio tecnológico que estamos viviendo, aspirar a mercados de trabajo rígidos y estables. 

En medio de las malas noticias que nos llegan desde la esfera de la política, la economía española parece que está generando buenas noticias de fondo. Recemos, aun los no creyentes, para que la política no estropee la economía. 

4 de mayo de 2015 

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