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lunes, 10 de marzo de 2008

Tareas para el nuevo gobierno

Se acabó. Con las elecciones de ayer termina, gracias al dios de la democracia, la larga campaña electoral que hemos vivido los últimos cuatro años. Empieza una nueva legislatura. Es hora, pues, de empezar a gestionar este país que llamamos España. Una gestión en la que, en mi opinión, el Gobierno que forme José Luis Rodríguez Zapatero tiene cinco tareas esenciales. 

En primer lugar, y por lo cercano del último atentado etarra, el Gobierno debe reformular claramente la lucha antiterrorista. No se trata solo de que por la vía de los hechos se rectifique la bienintencionada, pero ineficaz, política de la pasada legislatura. Se trata de que el Gobierno logre que la política antiterrorista vuelva a ser una discreta política de Estado alejada del debate partidista que permita luchar contra el terrorismo separatista etarra aislando y debilitando a la banda. 

Pero hay una segunda tarea del Gobierno en la que también es necesaria la colaboración leal con y de la oposición. La de cerrar el bronco debate territorial que se llevó la primera parte de la legislatura. El problema es que, para cerrarlo, hay que cerrar antes la crisis que se ha inducido en el Tribunal Constitucional a cuenta del Estatuto de Cataluña. Mucho me temo que la situación territorial volverá a ser uno de los ejes centrales de la discusión partidista porque el proceso de reforma de los Estatutos se abordó mal y no creo que haya visos de mejora en esta legislatura. Sin embargo, el cierre del debate institucional, aunque sea pactando la siempre prometida y nunca abordada reforma del Senado, es una tarea que hay que intentar so pena de no terminarla nunca y de envenenar permanentemente nuestra convivencia. 

La tercera tarea del nuevo Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero es la de hacer una política exterior creíble más allá de la retórica ingenua que ha caracterizado la primera legislatura. España tiene que tener una fluida relación con la administración norteamericana que salga de las elecciones de noviembre. Como tiene que volver a tener una política activa en los tres grandes ejes tradicionales de nuestra política exterior: en Europa es necesaria la vuelta a la primera fila de las ideas y de las iniciativas de integración; en Latinoamérica es conveniente una más eficaz y dinámica presencia; y, finalmente, en el Mediterráneo sería muy interesante mirar hasta más allá del Sahara para ayudar a los países africanos que son el Sur de nuestro Sur. 

La cuarta tarea del nuevo Gabinete es la de encarar la desaceleración económica manejando la política fiscal macroeconómica con cuidado, porque la misma desaceleración implica la pérdida del superávit presupuestario por los menores ingresos y los mayores gastos de cobertura social. De igual forma habría que profundizar en reformas estructurales que mejoren la competencia en los mercados para luchar contra la inflación, al tiempo que se debería incentivar la renovación de nuestro tejido productivo de tal forma que se inicie un nuevo ciclo de crecimiento económico basado en un aumento de la productividad y la competitividad de nuestras empresas. Todo ello en el marco del cumplimiento de los acuerdos multilaterales medioambientales que, también, nos debería llevar a un debate sobre la dependencia energética y sobre el uso del agua. 

La quinta tarea de Zapatero debería ser profundizar en el Estado de Bienestar y, para ello, tendría que hacer una profunda revolución del gasto y desarrollar mecanismos de cooperación entre las distintas administraciones. El desarrollo de la ley de dependencia, la mejora de la educación y de la sanidad, la efectiva tutela de los derechos a través de un funcionamiento eficaz de la justicia son solo algunas vertientes de esta ingente e inacabada tarea. 

Con la gestión de estas cinco tareas, con responsabilidad y mesura, el Gobierno tiene, en mi opinión, bastante. Que ya se encargarán las circunstancias futuras de traer nuevos problemas. 

10 de marzo de 2008 

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