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lunes, 7 de abril de 2003

Paradojas de la guerra

Todas las guerras producen, además de víctimas, paradojas. La cosecha de víctimas sigue mientras leemos estas líneas, las paradojas se están poniendo de manifiesto, a medida que se intenta justificar y razonar esta guerra. Dice el Diccionario de la Real Academia que paradoja es una idea extraña u opuesta a la común opinión y al sentir de las personas. Y, en una segunda acepción, que es una aserción inverosímil o absurda, que se presenta con apariencias de verdadera. 

La primera paradoja se puede formular así: la decisión de ir a la guerra se tomó para luchar contra el terrorismo. Y posiblemente sea cierto, pero el medio que se está usando es, desde la perspectiva de la población iraquí, igualmente terrorista. Porque si lo que pretende cualquier terrorista es causar un estado de miedo para alcanzar unas contrapartidas políticas, ¿no es esto lo que se pretende también con la operación "Impacto y Pavor" con que han castigado las fuerzas anglo-norteamericanas a los iraquíes? Desde la perspectiva de los iraquíes, la guerra es pavor y destrucción y coaccionados por la violencia se pretenden que se entreguen y se pongan bajo la protección y dominio de las fuerzas de la coalición. También eso es lo pretenden no pocos grupos guerrilleros de todo el mundo, a los que llamamos terroristas, y la misma justificación que se dan a sí mismos estos grupos. No se lucha contra el terrorismo con el pavor, sino con la fuerza de la legalidad y desactivando sus raíces. 

Se podrá argumentar que no es posible comparar a estos grupos armados con los gobiernos legítimamente elegidos de los Estados Unidos y sus aliados, pero aquí reside otra paradoja. La paradoja de la democracia tirana. Porque es cierto que estos gobiernos son legítimos porque fueron elegidos en las urnas, pero lo fueron para ejercer su poder, con las limitaciones que llamamos derechos, sobre el mismo cuerpo social que los eligió. Si se traspasan estos límites de los derechos o se ejerce el poder sobre una comunidad que no los eligió libremente se deja de ser democrático en la medida en que esos límites se traspasen. Dicho de otra forma, un gobierno puede ser democrático en su país y ser tiránico en otro. Y el hecho que se pretenda sustituir a un tirano no hace democrático al que lo sustituya, aunque pueda sea más benévolo: el general Franks será un tirano para los irakíes por la sencilla razón de que ellos no lo escogieron. La democracia americana lo es sólo para los norteamericanos, para los demás puede no serlo. 

Esto me lleva a la tercera paradoja: la de la democracia impuesta. Y es que la democracia se basa en la igualdad y la libertad. La igualdad que se expresa periódicamente en el voto sin coacciones y en la libertad de actuar sólo limitada por las leyes que todos nos damos y a todos afectan. Votar con una fuerza de ocupación extranjera en un país y limitar la acción a aquello que los ocupantes consideren correcto (como mucho me temo) es antidemocrático. La esencia de la democracia se basa en tres principios esenciales: la igualdad, que se expresa en el voto libre y secreto; la limitación en el ejercicio del poder, recogida en un conjunto de derechos primigenios que son inviolables; y, finalmente, la regulación de todas las acciones del gobierno mediante aprobación de la mayoría. Fue Jefferson, uno de los padres de los Estados Unidos, el que escribió: el Dios que nos dio la vida, nos dio al mismo tiempo la libertad: la violencia puede destruirlas, pero no puede separarlas, así como otra frase basada en las ideas de Locke, por la naturaleza de las cosas toda sociedad debe, en todo momento, conservar para sí el poder soberano de legislar. Una guerra no es la forma de liberar nada, es la forma de imponer un orden decidido por los vencedores y es que la libertad no se impone, se conquista. Pero no son éstas las únicas paradojas. También está la paradoja de la legalidad que no obliga, y la de la seguridad por la guerra y la del nuevo orden a partir de la producción de caos. Pero son consecuencias de las anteriores. O mejor, son consecuencias de una mente que padece de paranoia, enfermedad que el Diccionario de la Real Academia define como una perturbación mental fijada en una idea o en un orden de cosas. Porque todas las guerras se producen en un mar paradojas para las que no tenemos solución. Salvo para los paranoicos que las inician. 

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