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lunes, 5 de noviembre de 2007

Desigualdad y discriminación

Hay muchas razones por las que los salarios medios de los hombres y mujeres son diferentes. Como hay muchas razones para que sean diferentes los salarios medios de los nacionales españoles y los de los inmigrantes, como las hay para que haya diferencias entre los salarios medios en distintas comunidades autónomas. Y, aunque una de estas razones sea la discriminación, ésta no es, ni mucho menos, la única, ni, en algunos casos, la principal causa de estas diferencias. 

La retribución que percibe un trabajador es función directa de su productividad, y ésta depende, a su vez, del capital humano que posee el trabajador y de las características de la empresa en la que presta sus servicios. Los salarios se distribuyen, pues, según la forma en la que se distribuye el capital humano entre los individuos de una comunidad, o sea, por las diferencias en los niveles de formación, en el desempeño (el currículum), en la calidad de la educación, en la orientación profesional y en la experiencia. Por eso es lógico que una persona titulada perciba un salario más alto que una sin cualificación; que aquella que aprovechó mejor sus años de estudios gane más que la que solo aprobó; que aquel que estudió ingeniería perciba más que el que estudió ciencias ocultas; que la que estudió en un centro exigente reciba más que el que lo hizo en uno desorganizado; que aquel que tiene más experiencia gane más que el novato; como es lógico que cobre más el que más responsabilidad tiene. Pero los salarios son diferentes también entre personas con cualificaciones similares dependiendo de las características de la empresa en la que trabaja. Las empresas industriales o de servicios de alta cualificación pagan un mayor salario medio que las empresas agrarias. Y de igual forma, dentro del mismo sector, pagan un salario mayor las empresas grandes que las pequeñas. Hay, pues, hasta siete variables básicas (a las que habría que sumar las redes sociales, la capacidad de riesgo y el azar) que explican una parte importante de las diferencias de salarios. La arbitrariedad de la discriminación es la undécima razón de las diferencias. 

Teniendo esto en cuenta podemos explicar una parte importante de las diferencias de salarios medios entre los colectivos que queramos. Así, las mujeres ganan, en media, menos por varias razones: tienen un nivel medio de cualificación menor (algo que desaparecerá en pocos años y que tiene su origen en una discriminación educativa anterior a los setenta); se han orientado profesionalmente hacia cualificaciones menos productivas (más en letras que en ingenierías); tienen un nivel medio de experiencia menor (por su juventud media y por las bajas por maternidad); son escasas en algunos sectores de alta cualificación y suelen arriesgarse menos que los hombres para montar empresas. A esto, que explica una parte muy grande de las diferencias salariales entre hombres y mujeres, es a lo que hay que añadir la discriminación sexista que perjudica a las mujeres por la mala organización de nuestras empresas. 

El que los inmigrantes ganen menos también se explica por razones similares: tienen un nivel de formación medio mucho menor que el de los nacionales; son mucho más jóvenes; trabajan en sectores de cualificación media-baja (construcción, agricultura, servicio doméstico, hostelería); y, finalmente, también los discriminamos por racismo. Sin embargo, el que los madrileños o los catalanes ganen más en media que los andaluces no tiene que ver con que Madrid o Barcelona sean más caras o con que nos discriminen, sino con que Andalucía tiene mucha menos industria o servicios avanzados. 

No es injusto que haya diferencias salariales, sería más injusto que no las hubiera, sino que entre las causas de estas diferencias siga estando la discriminación machista o racista. 

5 de noviembre de 2007 

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